Mario Serrano

En agosto de 1917, la Compañía Sansinena de Carnes Congeladas, elaboradora de los productos La Negra, inauguró su primera carnicería en nuestra ciudad.

Como parte de su política de expansión, esta empresa puesta en marcha en 1903 en la localidad de Cuatreros (actual General Daniel Cerri) y el más importante de sus frigoríficos en la provincia, comenzó la instalación de bocas de expendio -carnicerías- para la comercialización de sus variados productos.

Presentados como verdaderos “salones de exposición y venta”, en los negocios se podían adquirir carnes, conservas, grasas, facturas, fiambres, aves, mantecas y frutas.

Los bebederos que hubo en la ciudad, al menos dos, fueron adquiridos, mediante catálogo, a la fábrica Walter Macfarlane, con talleres en Saracen Foundry, Escocia, uno de los fundidores arquitectónicos de hierro más importantes del mundo.

Un detalle no menor del bebedero de Brandsen y avenida Cerri es que, salvo una de sus patas, el resto no es parte de la obra original, sino que se trata de una reconstrucción realizada en 1998, administración del intendente Jaime Linares, luego del hallazgo, en los talleres municipales, de una de las patas que sostenía el plato.

Con las formas del ayer, historias de la ciudad. Hoy, la plaza Rivadavia tiene tres árboles con historia, monumentos vivos dedicados a hechos singulares.

En enero de 1918, se inauguró el matadero municipal de Bahía Blanca. Casi diez años habían transcurrido entre la decisión del intendente Jorge Moore de construir, en 1909, un matadero municipal y su apertura. Ubicado en Vieytes al 2800, el lugar fue equipado con maquinaria moderna y organizado de acuerdo con los últimos preceptos en la materia. A pesar de su importancia, su inauguración fue casi intrascendente.