Los régimenes autoritarios no han cesado, tampoco las guerras ni los genocidios. Los abusos continúan y unos cuantos seres humanos tienen más poder económico y político que nunca. Sin embargo y en contraste, el mundo se ha hecho pequeño, la tecnología nos ha acercado y la ciudadanía está despertando. La manera en que el pueblo manifiesta su sentir está cambiando; gracias a la tecnología podemos escucharnos, entendernos y organizarnos más rápidamente. Cada vez más gente se da cuenta que naciones y religiones son diferencias superficiales y que tenemos más en común los seres humanos de todo el mundo que aquello que pudiera dividirnos. Compartimos alegrías, intereses y esperanzas pero también temores y preocupaciones. Tenemos derecho a opinar y tenemos derecho a criticar a nuestros líderes y a nuestras instituciones. Tenemos derecho a desear un mundo mejor. Muchas cosas están sucediendo. Wikileaks, Anonymous, Egipto, Libia, Marruecos, Irán, Túnez, Baréin, etc. ¿Son estos movimientos el equivalente contemporáneo de la Revolución Francesa? ¿O cabe medirlos a la par del muro de Berlín? Es un hecho que no podremos darle su justo valor histórico a estos eventos hasta que el tiempo dicte su escala. En todo caso Floppy hoy se sumergirá en estos complejos asuntos, y ejercerá su derecho a la libre expresión, razón que impulsó nuestro reciente éxodo. Cuando Chuck creó a Floppy Man Domínguez lo creó con una voz.