La primera venida de Jesús Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, ... para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Gálatas 4:4, 5. MSV76 7.1 La venida del Salvador habÃa sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador. Pero el cumplimiento de la promesa tardó. Los que la recibieron primero, murieron sin verlo. Desde los dÃas de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición, y sin embargo no habÃa venido. La profecÃa de Daniel revelaba el tiempo de su advenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurrió un siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresor pesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: âSe van prolongando los dÃas, y desaparecerá toda visiónâ. Ezequiel 12:22. MSV76 7.2 Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los sÃmbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios habÃa anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel en Egipto, y habÃa declarado que el tiempo de su estada allà abarcarÃa cuatrocientos años. âDespués de estoâdijo Diosâsaldrán con gran riquezaâ. Génesis 15:14. Y contra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. âEn el mismo dÃaâ señalado por la promesa divina, âtodas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egiptoâ. Ãxodo 12:41. Asà también fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo habÃa de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén. MSV76 7.3 âPero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijoâ. La Providencia habÃa dirigido los movimientos de las naciones, asà como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador... MSV76 7.4 Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. El vino para expulsar a los demonios que habÃan dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que habÃa sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria.1 MSV76 7.5