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    internet de las cosas

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    Episodes (7)

    #31 Emprendiendo contra viento y marea

    #31 Emprendiendo contra viento y marea

    En este episodio platico con Fernando P.  Maniglia emprendedor y socio gerente de SeaMan, empresa  argentina dedicada al desarrollo de soluciones innovadoras y disruptivas para las empresas, la industria y el entretenimiento.

    Conoceremos la trayectoria de Fernando como emprendedor, un viaje para nada sencillo en donde ha encontrado diversos obstáculos que en todo momento ha logrado superar. Fernando nos comparte su historia, sus estrategias y modelos de negocio que le han permitido crear una empresa sólida que tiene la capacidad de reinventarse constantemente.

    Fernando es técnico electrónico por la Escuela Luis A. Huergo, editor de imagen y sonido e
     ingeniero en informática por la Universidad de Buenos Aires. Emprendió desde los 19 años cuando inició una empresa de edición audiovisual y organización de eventos con presencia en la web. En el 2003, junto con otros dos socios, funda la empresa SeaMan SRL especializada en el desarrollo de tecnología para las empresas, la industria y el sector audiovisual.

    #8 Inteligencia Artificial y IoT (AIoT)

    #8 Inteligencia Artificial y IoT (AIoT)

    Hablemos sobre la inteligencia artificial augmentando al internet de las cosas.

    Mi Canal de Youtube sobre Inteligencia Artificial: https://www.youtube.com/amptech

    ¿Qué es AIoT?: https://www.forbes.com/sites/janakirammsv/2019/08/12/why-aiot-is-emerging-as-the-future-of-industry-40/#306435cd619b

    ¿Qué es IoT?: https://www2.deloitte.com/es/es/pages/technology/articles/IoT-internet-of-things.html

    NVIDIA Jetson: https://www.nvidia.com/es-la/autonomous-machines/jetson-store/

    Twitter: twitter.com/puigalex 

    Ciudades inteligentes... con ciudadanos inteligentes

    Ciudades inteligentes... con ciudadanos inteligentes
    Una aproximación a la tecnología carente de sentido crítico fomenta la adopción de modas pasajeras. No voy a entrar en detalle sobre esas consecuencias, sino a una temática puntual que está trayendo una oleada de comentarios, muchas veces repetidos “porque alguien más ya lo dijo antes”. Estoy hablando de las ciudades inteligentes (smart city), un concepto muy relacionado con el “Internet de las cosas”[1] y [2] aplicado al ámbito urbano y de convivencia. Los criterios para desarrollar una “smart city” son: a) que la ciudad tenga una población urbana entre los 100.000 y 500.000 habitantes, b) que por lo menos exista una universidad de calidad, y c) que no sea una ciudad satélite contigua siendo parte de otra ciudad más grande con 1,5 millones de habitantes. Existen seis ejes que sirven de ranking, los cuales pretenden tener una visión sistémica: Economía: espíritu innovador, emprendimiento, productividad, flexibilidad del mercado laboral, inserción internacional, y capacidad de transformar. Movilidad: accesibilidad (local, nacional e internacional), disponibilidad de infraestructura de TI, sistema de transporte sostenible, innovador y seguro. Medioambiente: condiciones naturales atractivas, polución, protección ambiental, gestión sostenible de de recursos. Gente o personas: nivel de calificación, afinidad con el aprendizaje a largo plazo, pluralidad social y técnica, flexibilidad, creatividad, mente abierta y cosmopolita, participación en la vida pública. Convivencia: instalaciones culturales, condiciones de salud, seguridad individual, calidad de la vivienda, infraestructura educativa, atractivo turístico, cohesión social. Gobernanza: participación en la toma de decisiones, servicios públicos y sociales, gobernanza transparente, estrategias y perspectivas políticas Suena bien, ¿verdad?, excepto por una condición de base que a veces no se cumple: enfoque desde y hacia el ciudadano, empoderado, participativo e inmiscuido en un ámbito de convivencia cuyos procesos y estructuras necesarios para cumplir esos seis ejes descritos funcionan adecuadamente en una etapa pre-tecnológica. Ciudadanos informados, críticos y no criticones, propositivos, involucrados en la toma de decisiones, veedores, etc, es decir, “ciudadanos inteligentes”. Suena obvio pero se pasa por alto, si la ciudad y sus habitantes no tienen un nivel mínimo de organización antes de adoptar tecnología, poco se podrá esperar de esta nueva moda que pretende implementarse sobre una base caótica y descontextualizada. Juan Pablo Espinosa (@juanpaespi) de Tribu Innovación detalla los alcances de las ciudades innovadoras en el contexto nacional. Referencias: [1] https://x.calu.me/p2014_04_04 [2] https://x.calu.me/p2014_04_11 Créditos Anfitriona: Tatiana León (@TatyLen) / Grabado en: Estudio RC Plus / Retransmite: Kocodrilo Radio / Edición impresa: Crónica / Imagen gráfica del logo: Box 03 Cake Cherry Icon por Klukeart / Banda sonora: Memories por SundLy.

    Domus automática (domótica)

    Domus automática (domótica)
    Una de las tendencias que estimamos su crecimiento para este año[1] es la “domótica”, y que también se comentó en el episodio sobre “Internet de las cosas”[2]. Hoy profundizaremos en este tema. La tecnología y su aprovechamiento a través de la automatización viene tomándose los hogares mostrándonos escenarios que parecerían sacados de una película de ciencia-ficción. La domótica es el conjunto de sistemas capaces de automatizar una vivienda, aportando servicios de gestión energética, seguridad, bienestar y comunicación; es la integración de la tecnología en el diseño inteligente de un recinto cerrado[3]. Proviene de la raíz latina “domus” (casa) y de la griega “automática” (que funciona por si sólo). Un ejemplo concreto: en la mañana, en cuanto suena el despertador, automáticamente se regula la cantidad de luz que entra en la habitación subiendo las persianas, se enciende el calentador de agua para alistar la ducha; luego del desayuno y antes de abandonar la casa, el dueño prepara su vehículo mientras el sistema de alarma verifica que todas las entradas estén seguras, se apagan automáticamente las luces de la vivienda junto a otros dispositivos de consumo eléctrico innecesarios (aire acondicionado, televisores, etc.). Estando en el trabajo, el dueño de la vivienda, a través de cámaras de vigilancia puede monitorear remotamente su casa, controlar el encendido de luces, o preparar la temperatura interna para acogerlo a su regreso. También recibe mensajes y alertas referentes a intentos de intromisión, presencia de humo (posible incendio), o consumos energéticos fuera de lo común. El ejemplo se puede extender a una casa de campo (con piscina, iluminación externa, etc.), a un conjunto de viviendas, a un edificio, o a un barrio entero. Así como el mago devela su truco, con la tecnología sucede lo mismo cuando comprendemos los factores necesarios para que esta película de ciencia-ficción deje de serlo y se convierta en una realidad tangible. Se necesitan –al menos– tres componentes: Sensores o detectores. Son los “órganos de los sentidos” de la vivienda, capaces de detectar movimiento, temperatura, luminosidad, humedad, humo, lluvia, viento, sonido, proximidad, peso, caudal, corriente eléctrica, etc. Actuadores. Son los músculos de la casa, transforman un estado incrementando o disminuyendo un parámetro que se está controlando, por ejemplo disminuyen la temperatura a través del encendido del aire acondicionado, o abren la puerta del garage cuando detectan la proximidad del vehículo. Controladores. Es el cerebro de la casa, quien “toma decisiones” basadas en reglas predefinidas por el usuario, recibe información que le entregan los sensores, y dispone acciones hacia los actuadores. Las aplicaciones de la domótica son tan diversas como interesantes: Ahorro y eficiencia energética, comodidad y confort, alertas tempranas y seguridad, usabilidad y accesibilidad, o telecomunicaciones y teleasistencia. Generalmente la domótica se complementa con el uso y aprovisionamiento de energías alternativas (solar, eólica, cinética, hidráulica de pequeña escala, etc.) para que resulte amigable con el medioambiente. El hogar digital o la casa inteligente dejó de ser el futuro, la “domus automática” (domótica) está tocando nuestras puertas. Referencias: [1] https://x.calu.me/1lHf4NV [2] https://x.calu.me/p2014_04_04 [3] http://es.wikipedia.org/wiki/Dom%C3%B3tica

    Otra vuelta más al Internet de las cosas

    Otra vuelta más al Internet de las cosas
    Por lo menos existen tres limitantes que el Internet de las Cosas ha logrado rebasar. Hace poco nos conectábamos a Internet sólo en sitios dedicados exclusivamente para ello, hoy gracias a la movilidad lo podemos hacer en cualquier lugar. Necesitábamos de un tiempo dedicado para conectarnos, hoy lo hacemos en diversos momentos durante el día. Además, sólo ciertos dispositivos podían conectarse, mientras que con el Internet de las Cosas. tal como dijimos en la primera parte[1], hasta nuestras lavadoras de ropa podrían estar enlazadas a Internet. Es decir, en cualquier lugar, en cualquier tiempo, y cualquier “cosa”. Sin asegurar una bola de cristal que avisore el futuro con exactitud, se prevee que el Internet de las Cosas será un sistema no determinista, y que implante de forma definitiva el concepto de la computación ubicua[2]. De la misma manera en que tomamos el control remoto de la televisión y la encendemos sin enterarnos de todo lo que sucede tras bambalinas, dentro de pocos años viviremos un escenario con altos índices de conectividad y servicios digitales sin que tengamos plena conciencia de ello. Una aproximación a la tecnología que adolezca de sentido crítico trae consecuencias negativas. También, sin ser criticón, vemos ciertas preocupaciones que son necesarias discutirlas dentro del tema que estamos tratando: Privacidad de la información. Ciertamente el usuario tiene una gran responsabilidad en escoger adecuadamente el tipo de información sensible que publica en diversos medios. Pero además, existe el peligro latente de que sean las empresas proveedoras de servicios quienes dispongan de políticas confusas sobre la privacidad de sus usuarios. Necesidad de protocolos. Especialmente en el ámbito de la comunicación entre dispositivos (machine to machine) M2M[3] urge esta necesidad, que además sea abierto y sin limitaciones o trabas legales, técnicas o económicas. Plataforma abierta. No podemos hablar de un desarrollo de estas tecnologías centrado en una “caja negra” que limite al usuario experimentar, potenciar o simplemente jugar a sus anchas. Las empresas deben dejar un margen para que los usuarios terminen de construir sus productos motivando un espíritu hacker de mejora. Moda vs. utilidad real. Al igual que en otras olas tecnológicas, la fascinación nos podría empujar a adoptar por adoptar, sin someter a la reflexión la verdadera dimensión del aporte. Gobernanza y regulación. Es decir, un conjunto de políticas que busquen el interés común por encima de apetitos individuales, y promoviendo los derechos de las personas. Si bien esta segunda aproximación al concepto de Internet de las Cosas es más teórico que el anterior, de seguro nos informaremos mejor en nuestro rol de usuarios potenciales, con una tecnología que ya está tocando la puerta de nuestra casa. Elio Espinoza (@eliobaruch) de Level 3 Ecuador comenta sobre el Foro #level3ecuador desarrollado en Quito y Guayaquil, cuyo tema central fue el Internet de las Cosas. Referencias: [1] https://x.calu.me/p2014_04_04 [2] http://es.wikipedia.org/wiki/Computaci%C3%B3n_ubicua [3] http://es.wikipedia.org/wiki/M2M

    El Internet de las cosas

    El Internet de las cosas
    El auto “conoce” mejor que tu mismo la ruta para ir y regresar de la casa al trabajo. Todas las acciones que realizas mientras conduces –esquivar baches, frenados, curvas, semáforos, mayor consumo de gasolina, calentamiento del motor– se registrarían en una minicomputadora a bordo gracias a un conjunto de sensores repartidos por todo el vehículo. Cada sensor, incluyendo el dispositivo que recoge y almacena los datos, estaría conectado a la red y sería accesible desde otros dispositivos. Cuando el auto llega al garage de tu casa, imagina que intercambia información con otro aparato similar que está recolectando los datos de energía eléctrica, consumo de agua, temperatura, cerraduras en puertas y ventanas, iluminación, seguridad, etc. de toda la residencia. Y así como sucede en casa podría suceder en un comercio, o en un supermercado para conocer con exactitud productos fuera de inventario, caducados o perdidos, porque cada item también estaría conectado a esa gran red. Ampliando el ejemplo, una ciudad entera estaría conectada con servicios públicos como el transporte o la salud. El Internet de las cosas es ese “sistema nervioso” de sensores, aparatos, o dispositivos que están interconectados formando una red, cada uno de ellos con una identificación única, proveyendo de información específica y relevante sobre el objeto que los contiene. La comunicación entre estos dispositivos trae un concepto nuevo: “máquina a máquina” o machine to machine (M2M) en inglés, es decir la capacidad de intercambiar información digital entre ellos. Para evitar que los fabricantes de los dispositivos trabajen con sus propias reglas excluyentes que no “hablen” con otros fabricantes, recientemente se está desarrollando un protocolo para la industria emergente[1] para estandarizar las reglas, y con el apoyo de grandes fabricantes. Conforme el concepto de Internet de las cosas vaya madurando día a día especialmente en su aplicabilidad práctica, otros esfuerzos tecnológicos como la domótica[2], IPv6[3], o big data[4] se reforzarán y aportarán a su desarrollo debido a que se encuentran intrínsecamente interrelacionados. Sobre sus aplicaciones concretas, críticas, avances y otros aspectos conversaremos hoy en el podcast de postrebinario. Fernando Villagómez de Movistar Ecuador (@MovistarEC) comenta sobre las aplicaciones domésticas y empresariales con Internet de las cosas. Referencias: [1] http://www.iiconsortium.org/press-room/03-27-14.htm [2] http://es.wikipedia.org/wiki/Dom%C3%B3tica [3] https://postrebinario.com/blog/el-protocolo-de-internet-su-ultima-version.html [4] https://x.calu.me/p2014_01_17

    Tendencias tecnológicas 2014

    Tendencias tecnológicas 2014
    Todavía no se inventa la computadora para predecir el futuro, ni la bola de cristal con Internet, al menos que yo sepa. Sin pretender ocupar el rol de un agorero tecnológico, me arriesgo a desarrollar algunas tendencias que por lo visto se aplicarán en este año que empieza. Impresión 3D. Expuesto en su momento en otro artículo[1]. Con rebajas en los costos de impresoras e insumos, masificación, e inclusive alquiler de impresoras industriales a través de trabajos concretos para terceros. Ensamblaje de hardware doméstico. De la misma forma en que los aficionados a la mecánica automotriz hacen arreglos y mejoras a sus vehículos, fabricantes de partes y piezas de computadoras están ofreciendo “piezas de rompecabezas” para que el usuario sin conocimientos avanzados de tecnología pueda armar su propio hardware, con aplicaciones en la educación básica y superior, seguridad doméstica, domótica, o por simple diversión. Empresas como Arduino[2] y Raspberry[3] tienen mucho que ofrecer este año. Movilidad y cloud. La “nube” también se comentó en un artículo previo[4] y como tendencia se viene desarrollando desde hace varios años. Pero creo que aún no se ha llegado a explotar razonablemente la conjunción de esta tendencia –la nube– con otra que también ha despegado: dispositivos móviles (celulares, tabletas, portátiles, etc.). Almacenar, sincronizar o consumir contenidos desde un aparato móvil con la lógica de que esos contenidos residen en la nube sin duda será algo cada vez más usual… y productivo. Biga data. Sin asustarse por la jerga técnica, los grandes volúmenes de datos almacenados, su manipulación y procesamiento, marcarán la diferencia a la hora de explotarlos para que arrojen resultados provechosos. Apartado especial merece este tema que lo comentaré en entregas siguientes. Quantified Self y dispositivos “wearables”. Todo empezó con una banda elástica ajustada al pecho que detecta el ritmo cardiaco y lo envía al teléfono móvil, luego vinieron más dispositivos para medir el número de pasos, las horas de sueño, o el nivel de contaminación del aire. Por otro lado, el umbral divisorio entre la ropa y los sensores adheridos a ella para adquirir esos datos es cada vez más amplio. Los relojes, gafas, zapatos deportivos, camisetas y otros dispositivos ahora vendrán con sensores, para medir casi todo lo que se nos ocurra. Internet de las cosas. Dicho en simple: juntar todos los dispositivos actuales y futuros en una gran red como Internet, donde “hablen” entre ellos intercambiando información, de tal forma que la refrigeradora nos alerte sobre los tomates a punto de caducar, o el vehículo reporte un mayor consumo de gasolina respecto de lo esperado, o que nuestro doctor de cabecera nos llame porque –sin haberlo visitado– tiene una alerta temprana debido a una subida de colesterol en nuestro cuerpo. Independiente del sector profesional en que te encuentres, no vendría mal un acercamiento decidido a estos temas para un mejor desempeño de tu actividad. Doce meses después, nos sentaremos a evaluar que tan cerca estuvo nuestro olfato de estas propuestas. Mientras tanto, feliz 2014 ! Referencias: [1] https://x.calu.me/2013_08_02 [2] http://www.arduino.cc/es/ [3] http://www.raspberrypi.org/ [4] https://x.calu.me/2013_10_11
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