Alicia Nafé (mezzo) y Julio Alexis Muñoz (piano)
Recital lírico. Sociedad de Conciertos de Alicante
Haciendo un símil con el dicho español que reza "el hombre propone y Dios dispone", podríamos afirmar que la Sociedad de Conciertos de Alicante propuso para la apertura de la Temporada XXXVII sus mejores deseos programando un recital lírico con una de las grandes mezzosopranos de las últimas décadas, la hispano argentina Alicia Nafé, y la adversidad dispuso que la velada se trastocara por la enfermedad de la cantante.
Ante la disyuntiva de cancelar/posponer el concierto o continuar con el plan propuesto, se optó por la segunda opción aún a sabiendas de que la diva tendría mermadas sus facultades.
Si trazáramos otro símil con los oráculos griegos, podríamos pensar que la valentía y profesionalidad de la Nafé en el escenario envía un ejemplo de cómo comportarse en estos tiempos tan complicados que a todos nos toca vivir.
Porque lo cierto es que, a pesar de la enfermedad, la mezzosoprano protagonista no alteró ni recortó en modo alguno el programa anunciado, bellamente articulado en dos mitades, una primera "más densa" en palabras de la cantante (quien quiso ofrecer en Alicante el mismo programa que cantara en fechas recientes en La Scala), a modo de culto recorrido por algunas arias de ópera y oratorio del Renacimiento y el Clasicismo. Y una segunda mitad más melancólica e intimista, integrada por canciones de cuatro insignes compositores del siglo XX: Debussy, Falla, Toldrá y Ginastera; canciones que son emblema de su repertorio, más centrado en el 'lied' que en la representación operística.
Dotada de excepcionales cualidades dramáticas que no escatimó en escena, Alicia Nafé hizo gala de su extraordinaria técnica vocal aunque las circunstancias mermaron la dicción y la expresividad propias de su bella voz. Cumplió de forma sobrada en los inicios de la velada, donde interpretó un intenso "Lamento d'Arianna" de Monteverdi, al que siguieron dos arias del oratorio "Juditha Triumphans" de Vivaldi, pieza dotada de un ritmo en el fraseo que anticipa el Clasicismo de Haydn y Mozart. Del genio de Salzburgo, interpretó una complejísima aria de "La clemenza di Tito", en la que su voz le jugó una mala pasada. Herida en su orgullo, repitió la malograda frase en solitario al concluir.
Unas lánguidas "Chansons de Bilitis" de Debussy y las afrancesadas "Trois chansons" de Falla no eran el vehículo más apropiado para su maltrecha garganta. Se repuso, no obstante, con las joviales "Canciones españolas" de Eduardo Toldrá y las "Canciones populares argentinas" de Ginastera, en las que sobresalió una antológica "Triste", plena de sentimiento. La mezzo sacó fuerzas de flaqueza para agradecer el interés del público interpretando un emotivo "Árbol del olvido" del compositor bonaerense.
Escuchemos, pues, a Alicia Nafé y Julio Alexis Muñoz (a quien se le puede hacer el mejor cumplido para un pianista acompañante en el sentido de que "su presencia pasó inadvertida en el escenario") interpretando 'Madre unos ojuelos vi' de Eduardo Toldrá con letra de un poema de Lope de Vega.