Esta es una anécdota que me contó un amigo. Cuanto de verdad hay en el contenido, no lo sé. Espero también que la traducción sea por lo menos bastante correcta...
Pero que hay alumnos listos, bien lo sé yo. Una vez, en una prueba de religión que tenía, había una pregunta así: ¿Qué es el purgatorio? Un alumno respondió: “El purgatorio es un pequeño infierno, entre la Tierra y el Cielo”. Le di el puntaje máximo.
La siguiente es una respuesta actual dada en una prueba de química “mid-term”, en una universidad en Arizona. Esta respuesta era tan “profunda” que el profesor quería compartirla con sus colegas, vía Internet, y gracias a ello es que nosotros podemos divertirnos también:
Responda a lo siguiente: El infierno, ¿es exotérmico (libera calor) o endotérmico (absorbe calor)?
La mayoría de los alumnos respondían usando la Ley de Boyle (un gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime) o una variante semejante.
Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
Primero necesitamos saber cómo la masa del Infierno varía con el tiempo. Y tenemos que saber cuántas almas son las que entran en el Infierno y cuántas son las que salen, (algo que es improbable). Pienso que podemos seguramente asumir que cuando un alma ha entrado en el Infierno nunca lo dejará.
Por lo tanto, no hay almas que dejen el Infierno. En cuanto a cuántas almas son las que entran en el Infierno, vamos a estudiar las religiones que hay en el mundo de hoy.
La mayor parte de estas religiones fijan que, si no es miembro de su religión, te vas al Infierno. Puesto que hay más que una de estas religiones y puesto que gente no pertenece a más que una religión, podemos proyectar que todas las almas se van al Infierno. Con la tasa de natividad y de mortalidad que tenemos, podemos esperar que el volumen de las almas en el Infierno crecen exponencialmente.
Ahora, vamos a mirar la tasa del cambio del volumen en el Infierno, porque la Ley de Boyle dice que para que la temperatura y la presión se queden igual, el volumen del Infierno tiene que expandirse proporcionalmente con el número de almas que se agregan.
Damos dos posibilidades:
Si el Infierno expande a un ritmo más lento que el número de almas que llegan al Infierno, entonces la temperatura y la presión en el Infierno aumentará hasta que el Infierno se rompa.
Si el Infierno expande más rápido que el número de almas que llegan al Infierno, entonces la temperatura y la presión van a bajar hasta que el Infierno se congele.
¿Y cuál es la solución?
Me dijo mi amiga Teresa una vez: “Será un día frío en el Infierno antes de que yo duerma contigo” y tomemos en cuenta el hecho de que dormí con ella anoche, luego la segunda opción debe ser la cierta, y entonces estoy seguro de que el Infierno es exotérmico y ya se ha congelado.
El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno se ha congelado, se infiere que ya no está aceptando más almas y por lo tanto se ha extinguido, dejando solo al Cielo, probando así la existencia de un ser divino, lo cual explica por qué anoche, Teresa gritaba: “¡Ay, Dios mío…!"