Culpa Sana Y Culpa Patológica

Los seres humanos nacemos con la capacidad de desarrollar consciencia y que esa tarea se nos pase inadvertida nos condena a una vida de subsistencia animal básica. Cosa que no está mal para el resto de los animales, pero es inmensamente triste cuando se trata de la vida humana.

Sobre la base de un profundo sentimiento de confianza, se genera el soporte que da lugar al amor, y no es posible si antes se han instalado el miedo y su descendiente directo y más reconocido, la desconfianza.

La fuerza que contienen nuestras creencias inconscientes hacen que el combate sea difícil y el fracaso insistente. De ahí que sea siempre trascendente tomarse el trabajo de hacer consciente lo inconsciente, tangible a través de los resultados que obtenemos, sin permitirnos mirar para otro lado, sin caer en la distracción, ni perdernos en el victimismo.

Controlar exige que utilicemos fuertes mecanismos de represión y de negación que tienen un coste altísimo, nos alejan de nosotros mismos pues nos alejan de lo que es verdad, perdemos autenticidad, algo empieza a sentirse falso…no propio.

La riqueza de nuestra vida emocional es un recurso para regularnos y para construir nuestro propio bienestar, es una respuesta que surge naturalmente ante las experiencias vitales.

No esperes, no te demores en cuestionar las corazas que te aíslan y que te impiden amar. El bunker en el que nos protegemos nos deja solos a nosotros y a los que están a nuestro lado.

La depresión es energéticamente como un apagón, el individuo vive en una especie de oscuridad interna, falto de motivación, falto de vibración, de deseo y de emoción, con variaciones de grado y con una implicación tanto corporal como psicológica.

El miedo a sentir desemboca en desconocernos y sentirnos perdidos, en no saber que decisiones tomar, en no distinguir qué nos hace bien y qué nos hace mal, en la duda constante, en la dependencia de las opiniones de otros o incluso de sus decisiones, en la infantilización y en la falta de libertad. Nos conduce a vivir en la inconsciencia, la insensatez, la falta de creatividad y el fracaso.

Provenga de donde provenga, la violencia siempre es un hecho al que debemos responder para evitarla, prevenirla y curarla. Y El comportamiento violento refleja siempre la violencia que un individuo ha experimentado y que no ha podido resolver o superar.

El camino que nos permite acompañar a nuestros hijos a construirse sanamente, no es otro que el de comprender y sanar lo que como hijos hemos vivido, lo que nos ha faltado, lo que nos ha herido y lo que nos ha hecho bien.